domingo, 27 de noviembre de 2011

REPORTAJE

A relajarse también hay que aprender”

La RAE define el estrés como “la tensión provocada por situaciones agobiantes, que aparece cuando las personas reciben estímulos de una situación que supera sus recursos”. Y la depresión como “un síndrome caracterizado por una tristeza profunda, que se aferra al no tengo fuerzas para continuar”.

La Agencia Europea de Salud y Seguridad en el trabajo revela que, debido a la crisis actual, los trastornos de ansiedad y depresión han disparado las bajas laborales hasta en un 60%. Además, el último estudio, en 2008, del Instituto Nacional de Estadística arroja el siguiente dato: En España se quitan la vida nueve personas al día. El suicidio pasa a ser la primera causa de muerte no natural en el país, por encima de los accidentes de tráfico.

¿Hay alguna forma de evitar estas cifras y crear una sociedad más sana, en esta caso, mentalmente hablando? Sonia López es psicóloga infantil y asegura que “tener tiempo para relajarse tiene que ser un hábito. Igual que nos enseñan desde bien niños que los dientes hay que lavarlos tres veces al día, deberían hacer que, por lo menos cada semana, dediquemos tiempo a estar en silencio, a tranquilizarnos. “ Y explica que: “es como todo, puedes aprender de mayor, pero si empiezas desde niño interiorizarlo es mucho más fácil”.

No es la única que piensa así. El Amor Misericordioso de Sestao, desde el año 2009 incluye en su lista de asignaturas una nueva llamada Pentacidad. El objetivo es el desarrollo global de la persona en cinco ámbitos: social, corporal, de la mente, de la identidad y de las emociones. Se imparte de los 3 a los 16 años, en este colegio; y también en Bachillerato, en los centros que ofrecen hasta ese nivel educativo. Como herramientas utiliza visualizaciones, danzas y sistemas de movimientos orientales, como el taichi.

Zuriñe Castro, que tiene 11 años y estudia 6º de Primaria en el Amor Misericordioso, cuenta así lo que hacen: "A primera hora del día nos ponemos la bata, entramos en clase, nos ponemos una música y nos hacemos masajes entre nosotros para relajarnos".

Mª Asunción Andrés, profesora de Historia y orientadora de secundaria, del mismo centro, explica que tiene que ver mucho con el profesor y su actitud hacia la asignatura y las técnicas que se utilizan. Ella, que asegura tomárselo muy en serio, dice que "cuando acaba la música los niños se relajan, van a sus diferentes sitios, se sientan y no existe el griterío, ni el revuelo, porque ya te prepara para una disposición diferente ante la clase".

En carro de la Pentacidad también montan otros colegios como Lauaxeta, en Amorebieta (Bizkaia), premiado con el galardón a la Calidad Europea. Pero no es el único sistema.

Endika Martínez, ex alumno del Amor Misericordioso, hace Bachiller en Santa María de Portugalete, donde también dedican tiempo a la necesidad de relajación y de aprender a mantener la calma y el ánimo, aunque no sea de una forma tan oficial. Cursa segundo de bachillerato, el escalón anterior a la universidad, y relata así su experiencia: "Al principio cuando lo hacia pues nada, decía, esto es una chorrada, ¿para qué sirve? Pero luego ya más adelante te vas dando cuenta de que haces exámenes y esas cosas, y te relajas un poquito y sirve".

La profesora de Lengua y Literatura de Santa María, Mónica Población, está muy activa en el tema de la relajación en el colegio. Dedica parte de sus clases a dar a los alumnos momentos de tranquilidad. "El objetivo de las técnicas de relajación sería llegar a descubrir que dentro de cada una de las personas está la paz, la calma, el equilibrio, la serenidad... que todos buscamos fuera", explica.

Cada día la presión social y las ansias de ascender, tanto laboral como personalmente aumentan y crean una tensión no siempre soportable. Así que, como decía Cat Stevens, relax y calma.

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